lunes, 21 de febrero de 2011

A solas contigo

En la copa una mimosa, sentada a la mesa otra.

Hace sólo un par de horas que el sol se levantó sobre la playa de Copacabana.

El camarero solícito y amable se presta a dejarse fotografiar cumpliendo con mi tonto capricho. Por un momento me siento culpable disfrutando de la protección de la sombrilla mientras los empleados corren de mesa en mesa con la frente brillando de sudor.

Sobre la mesa el sabroso paô de queijo, papaya, piña, café y flores.

En la barandilla un pajarillo que mira con aire de súplica, y que al píar parece que exija.

Al horizonte el Pan de Azúcar y el teleférico desdibujados por la bruma.

El calor del sol en los hombros se va extendiendo por todo el cuerpo hasta hacer sentir que hasta el alma se relaja.

El reproductor de música selecciona de modo ¿aleatorio? una versión de John Coltrane de My favourite things.

Al frente una silla vacía.

Y al mismo tiempo que esa ausencia se apodera de mí, en mis oídos la prodigiosa voz de Plácido Domingo inicia la romántica Dein ist mein ganzes Herz.

Tantos momentos preciosos en los que siempre pienso en ti, y te imagino disfrutando, riendo, a mi lado, mirando el mismo horizonte. Y en la memoria se produce la magia, y ya siempre recordaré esa mañana como si hubieras estado allí sentado, sintiendo el mismo sol, escuchando la misma música. porque, vaya donde vaya, tú siempre estás conmigo.

Un rato más tarde empezarán a llegar los compañeros, los amigos. Desayunaremos, charlaremos y seguramente daremos un paseo. El día seguirá ofreciendo colores, olores, sonidos y sonrisas, y yo los sentiré aún con mayor intensidad después de nuestro particular momento a solas.

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