martes, 14 de febrero de 2012

Un merecido homenaje

Recién vista y disfrutada la preciosa película "La invención de Hugo" de Martin Scorsese, no puedo evitar hacer recuento mental de algunos excepcionales seres humanos que dedicaron sus vidas a investigar, inventar y soñar y que consiguieron hacer las nuestras un poco más felices o, cuando menos, más cómodas. Personas movidas por su loca pasión, su absoluta determinación de desarrollar sus talentos y sus ideas y que, a pesar de merecer toda nuestra gratitud y reconocimiento, para nuestra eterna vergüenza acabaron sus vidas pasando apuros.

Los hermanos Wright y su deseo de volar, Nikola Tesla y su extraordinaria mente científica, Alan Turing y su capacidad para descifrar y crear cualquier código, Georges Méliès y su desbordante fantasía...

Sin ellos, y otros como ellos, no existirían las aerolíneas, los electrodomésticos, los ordenadores, Hollywood y sus maravillosas creaciones y tantas, y tantas otras cosas que hoy forman parte de nuestra vida diaria.

Aún así parece que seguimos sin aprender y que la mayoría de nosotros sigue respetando más que a nadie a esos altos ejecutivos, adinerados y sin escrúpulos, que se aferran a su recién conseguido tesoro, la nueva reforma laboral, como un perro rabioso a su hueso. Personas con poder pero sin ideales, cuyo valor se mide por su cuenta bancaria, que no aportan nada a la sociedad ni a nuestro futuro y que encima se atreven a mirar con desprecio a la gente creativa, a los apasionados, a los soñadores, a los que tildan de improductivos y de estar fuera de la realidad.

No será admirando y queriendo emular a gente como esta que podremos superar la tan cacareada crisis -qué harta estoy de la palabrita-, sino animando y apoyando a los que quieren recorrer nuevas sendas, construir, aportar su grano de arena y todo su talento para beneficio de todos.

Spoiler alert: a estas alturas ya te habrás dado cuenta de que la película que dio inicio a este comentario relata la vida de uno de estos genios. Quizá debía haberlo avisado antes. Aunque te haya desvelado un dato importante de la película antes de tiempo, no dejes de verla: es una auténtica delicia.


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