jueves, 12 de enero de 2012

El hombre que no sabía amar

"Necesito un cambio, no sé muy bien cuál. Quizá me vaya a vivir a otra ciudad... Estoy cerca de cumplir cincuenta años y tengo la sensación de no haber hecho nada con mi vida."

Eso no es posible, pensé, un hombre sano, inteligente, agradable, con un buen nivel de vida y muchas horas de vuelo a sus espaldas (tanto reales como figuradas) no debería sentirse así respecto a su existencia.

"Es que, aunque parezca increíble, nunca me he enamorado..."


Escuchar una frase como esa puede dejar sin palabras a cualquiera, incluso a mí, que tengo opinión sobre casi todo y una enfermiza tendencia a compartirla, tanto si me la piden como si lo mejor que podría hacer es tragármela.


Esa confesión entre recién conocidos, auténticos extraños, aunque más que acostumbrados a esos momentos de intimidad repentina en mitad de la noche, en mitad del Atlántico; esa confesión me produjo un viaje inesperado y fugaz, algo parecido a ese recorrido por las escenas importantes de la vida, que tantas veces han descrito quienes han tenido una experiencia cercana a la muerte. Solo que en este caso me vinieron a la mente los momentos de enamoramiento, de fascinación y de intenso amor.


Al cabo de unos minutos de silencio, en absoluto incómodo, lo único que salió de mi boca fue: "Y también llorar... Nunca me he sentido más viva y he encontrado más valiosa la vida que cuando he llorado por amor, hasta caer de rodillas..."

"Ya me gustaría", contestó.


Y seguimos con nuestros quehaceres y nuestra charla insustancial como si nada, como cualquier otra noche de trabajo, como una noche en la que no nos hubiéramos asomado al fondo de nuestras almas.

1 comentario:

  1. Puedo decir que yo vivi 30 años con un hombre que nunca amó de verdad y que nunca amará, no sabe, no puede, o no quiere.No sabe vivir solo, quiere a una mujer por miedo a la soledad; su falta de afecto, ternura es algo que vive con él.A él lo amé, mucho, di todo por el, y jamás me vió, sólo busca conquistas, y así deja muertos en el camino, es su método de amar, daña, hace sufrir, degrada y atormenta...Tiene una familia adorable que su propia esposa ayudo para que sus hijos lo amaran y así es.Aún teniendo todo eso que es lo más grande, sigue dejando muertos en la vida de las damas.Hoy desde mi soledad consentida y feliz, pido que un día se levante y vea lo que perdió porque con el tiempo todo termina...Mi historia la llamaría EL EGOISTA, como la novela de Nativel Preciado.

    ResponderEliminar