"Necesito un cambio, no sé muy bien cuál. Quizá me vaya a vivir a otra ciudad... Estoy cerca de cumplir cincuenta años y tengo la sensación de no haber hecho nada con mi vida."
Eso no es posible, pensé, un hombre sano, inteligente, agradable, con un buen nivel de vida y muchas horas de vuelo a sus espaldas (tanto reales como figuradas) no debería sentirse así respecto a su existencia.
"Es que, aunque parezca increíble, nunca me he enamorado..."
Escuchar una frase como esa puede dejar sin palabras a cualquiera, incluso a mí, que tengo opinión sobre casi todo y una enfermiza tendencia a compartirla, tanto si me la piden como si lo mejor que podría hacer es tragármela.
Esa confesión entre recién conocidos, auténticos extraños, aunque más que acostumbrados a esos momentos de intimidad repentina en mitad de la noche, en mitad del Atlántico; esa confesión me produjo un viaje inesperado y fugaz, algo parecido a ese recorrido por las escenas importantes de la vida, que tantas veces han descrito quienes han tenido una experiencia cercana a la muerte. Solo que en este caso me vinieron a la mente los momentos de enamoramiento, de fascinación y de intenso amor.
Al cabo de unos minutos de silencio, en absoluto incómodo, lo único que salió de mi boca fue: "Y también llorar... Nunca me he sentido más viva y he encontrado más valiosa la vida que cuando he llorado por amor, hasta caer de rodillas..."
"Ya me gustaría", contestó.
Y seguimos con nuestros quehaceres y nuestra charla insustancial como si nada, como cualquier otra noche de trabajo, como una noche en la que no nos hubiéramos asomado al fondo de nuestras almas.
Puedo decir que yo vivi 30 años con un hombre que nunca amó de verdad y que nunca amará, no sabe, no puede, o no quiere.No sabe vivir solo, quiere a una mujer por miedo a la soledad; su falta de afecto, ternura es algo que vive con él.A él lo amé, mucho, di todo por el, y jamás me vió, sólo busca conquistas, y así deja muertos en el camino, es su método de amar, daña, hace sufrir, degrada y atormenta...Tiene una familia adorable que su propia esposa ayudo para que sus hijos lo amaran y así es.Aún teniendo todo eso que es lo más grande, sigue dejando muertos en la vida de las damas.Hoy desde mi soledad consentida y feliz, pido que un día se levante y vea lo que perdió porque con el tiempo todo termina...Mi historia la llamaría EL EGOISTA, como la novela de Nativel Preciado.
ResponderEliminar