jueves, 3 de noviembre de 2011

Y Espartaco fue ruso

       Y finalmente, tras innumerables visionados en vídeo de una de mis obras favoritas, ha sido posible. Probablemente la que más me haya hecho erizarme, escalofriarme y, por supuesto, llorar. No sé si porque es una historia realista en la que me puedo identificar con los personajes. No sé si será por la maravillosamente apasionada música de Aram Khachaturiam. Si será por sus movimientos llenos de fuerza y masculinidad, de delicadeza, de sensualidad, de simbolismo.
       Sólo sé que por fin la he visto representada en vivo, sentada en primera fila y temerosa de que los arranques de aplausos del público pudieran romper la magia, que sacaran a los bailarines del ensueño y a mí con ellos. Que Espartaco dejara de sentir la adoración que siente por Frigia, que ella interrumpiera su entrega.

       Volví a llorar la separación de los amantes que se saben predestinados a la tragedia, que se acarician, se adoran, se lanzan el uno contra el otro en un vano intento de fundir sus cuerpos y evitar que la inminente batalla y la muerte finalmente les separe. Ese momento en el que Frigia envuelve el cuerpo de Espartaco con el suyo propio para servirle de escudo, para protegerle, para ser su fuerza, la fuerza que impida lo inevitable; ese momento que me rompe en dos cada vez que lo veo y que, sin embargo, ansío desde que escucho la primera nota...

       Ese momento que por primera vez pude presenciar, llorando bajito, para no inmiscuirme en su historia de amor.


       Y, sí, finalmente me estrené presenciando el Pas de deux del Adagio de "Espartaco" bailado por dos rusos, del Gran Teatro de Rusia, más conocido como el Bolshói Teatre, ni más ni menos.
       Tal y como había soñado, porque, me vais a perdonar, pero dicen que no se puede competir con un ruso a beber alcohol, y yo añado que a bailar "Espartaco" tampoco.

1 comentario:

  1. Como ya sabes, me encanta esta obra, y me alegro hayas podido disfrutar de es maravilloso espectáculo, por tus palabras se nota lo viviste intensamente. Gracias por hacerme participe de esas sensaciones.

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