sábado, 25 de agosto de 2012

Cielos de agosto

Pido perdón de antemano: No soy poetisa, ni pretendo serlo. Lo que viene a continuación es simplemente una lista de sensaciones vividas durante una línea de dos días a Río de Janeiro y revividas a causa de la canción "Aguas de marzo".

 "Aguas de Marzo" - Tom Jobim y Elis Regina

Es una mañana sin luz, unos ojos de sueño, un calor sofocante, un dormido te quiero.

Es una prisa conjunta, un vuelo rumbo a Madrid, es un bocadillo a medias, es un soy tan feliz.

Es un despegue hacia Río, son 10 horas de avión, son ilusiones, son mimos, es un trabajo, es un lujo.

Es tenerte a mi lado, ver juntos el Corcovado, Copacabana, Pão de Açúcar, es la Bossa, es el frango.

Es hacer cientos de fotos con el sol de aliado, es el carácter carioca, son las risas, las olas.

Es tener miedo al reloj, el viaje se termina, nos volvemos a casa, nunca a la rutina.

Son los cielos de agosto, de junio o de enero, la promesa de cada día: un horizonte nuevo.



Muchos saben que los trabajadores de compañías aéreas tenemos billetes muy económicos para nuestros familiares. Sin embargo, lo que casi nadie conoce es que estos billetes no tienen derecho a reserva, por lo que no sabes hasta el último momento si podrán volar o no. No todo el mundo tiene el espíritu aventurero necesario para volar al otro lado del mundo sin tener la plaza de vuelta confirmada.

Desde aquí mi homenaje a esos familiares que nos acompañan alguna vez a nuestro destino, pasando tantas horas en vuelo como las que permanecerán allí, a los que no dedicamos más que un guiño furtivo durante el camino para no hacer distingos con el resto del pasaje.

Con ellos a bordo el trabajo es, más que nunca, alegre e ilusionado, el destino, tantas veces visitado, es redescubierto y toda la experiencia se convierte en un recuerdo imborrable.


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